Normalmente se habría quedado mirándole hasta que desapareciera por el horizonte, o en su defecto girase alguna esquina pero esta vez fue diferente, fue indiferente. Su mirada superó su altura, se encontró con el azul, el blanco, con algodón, con luz, se encontró cegada y riéndose de la situación. Se encontró encontrándose a si misma.
Muchas gracias por tus palabras. Espero coger ritmo, pero mi inspiración no está por la labor. Intentaré pasarme por tu blog.
ResponderEliminarBesos.